Skip to main content

Mundo NFL | Sitio oficial de la NFL en español

La previa de semana 9

En la NFL hay un momento de la temporada en que las excusas se agotan. Los equipos dejan de ser proyecciones y se convierten en realidades. Ese punto llega, tradicionalmente, alrededor de la semana 9, cuando la mitad del calendario ya no perdona improvisaciones y los errores comienzan a costar algo más que partidos: cuestan identidad. En ese contexto, tres enfrentamientos resumen la esencia de este tramo del año —Lions contra Vikings, Steelers frente a Colts y Chiefs ante Bills—, tres duelos que no solo pondrán a prueba las ideas tácticas de cada equipo, sino las certezas internas de cada franquicia.

WEEK 9 SUN 11/02
Minnesota Vikings
2:00
PM
EST
@
Detroit Lions

En Detroit, el Ford Field se prepara para un duelo que trasciende los números. Es el encuentro de dos proyectos que, de algún modo, representan caminos opuestos. Los Lions de Dan Campbell viven un momento de consolidación. Después de décadas de reconstrucción perpetua, el equipo ha encontrado por fin una identidad: un ataque físico, una defensa con carácter y una estructura ofensiva capaz de dominar el reloj. En la otra orilla, los Vikings se aferran a la resistencia, a la idea de que aún pueden competir aunque su inicio del año se haya visto perjudicado por los problemas de lesiones en la línea ofensiva y en el quarterback.

Detroit llega con una ofensiva equilibrada y con una de las líneas más estables de la liga. Jared Goff ha asumido el papel de quarterback muy cerebral, de precisión quirúrgica, y de la similitud en muchos esquemas que John Morton ha querido seguir haciendo, un coordinador ofensivo que ha convertido el play-action en el corazón del sistema. Los Lions promedian más de 5,1 yardas por jugada de carrera, lo que les permite abrir el campo y mantener a las defensas rivales en constante desequilibrio. Su EPA por jugada ofensiva los sitúa entre los seis mejores equipos de la liga, algo impensable hace apenas tres años. Cuando el esquema le da la lectura correcta a Goff, el juego de pase es un martillo pilón, pero todo se tuerce cuando el quarterback tiene que mover sus pies y salir de su plataforma de pase. Y eso es, precisamente, lo que quiere Brian Flores para este encuentro, aunque es cierto que sigue siendo vulnerable en las coberturas profundas. Su defensive success rate en terceras oportunidades es apenas del 37 %, una cifra que explica buena parte de sus dificultades para cerrar series defensivas.

La otra cara la ofrece Minnesota, un conjunto que sobrevive entre las lesiones, la transición y la búsqueda de un nuevo liderazgo. J.J. McCarthy, el quarterback de segundo año llamado a convertirse en su futuro, ha mostrado chispazos, pero también la irregularidad de quien aún aprende a leer defensas profesionales. McCarthy volverá a la titularidad para este duelo y va a tener que evitar errores ante una defensa de Lions que comienza a ser un peligro para los pasadores. Los Vikings tienen talento en el perímetro, pero su línea ofensiva sufre contra los fronts físicos. Aidan Hutchinson comienza a parecerse al jugador que fue antes de la lesión sufrida en el curso pasado, y la vuelta de McNeill es una subida de nivel excepcional en la línea defensiva.

lions

En la secuencia de arriba podemos ver una acción de Hutchinson dónde arranca explosivo para colocar sus manos en el pecho del bloqueador, lee muy bien el play action y desarrolla un rip move fantástico para quitarse al tackle izquierdo de encima y acelerar hasta llegar al quarterback antes de que éste pueda soltar el pase y así conseguir el sack.

El partido, en el fondo, se jugará en la trinchera. Si Detroit logra establecer la carrera y mantener drives sostenidos, forzará a Minnesota a un intercambio de golpes que no le favorece. Si los Vikings logran abrir el campo con rutas intermedias y aprovechan el talento de Jordan Addison y Justin Jefferson saliendo desde el slot, podrían castigar una secundaria de los Lions que con tanta lesión puede tener altibajos durante los partidos dada la inexperiencia en algunos de sus jugadores. En términos emocionales, Detroit juega para confirmar su estatus; Minnesota, para sobrevivir. El equilibrio de fuerzas parece inclinarse hacia el equipo que ya encontró su identidad y que juega en casa, pero estos Vikings son capaces de pelear en casi cualquier escenario. El Norte vuelve a vibrar con un duelo donde saltarán chispas.

WEEK 9 SUN 11/02
Indianapolis Colts
2:00
PM
EST
@
Pittsburgh Steelers

En Pittsburgh, el duelo ante Indianápolis será una prueba de concepto. Los Steelers son un equipo que juega con la memoria de su pasado: defensa, disciplina, dureza. Pero en una AFC en constante aceleración, eso ya no basta. La defensa se ha convertido en una verbena donde ni esquema ni ejecución están a la altura de la historia de esta franquicia. Mike Tomlin y su coordinador defensivo, Teryl Austin, se han vuelto muy predecibles y están estancados en un sistema anticuado y de fácil comprensión para sus rivales. A la vez, hay jugadores dejando sensaciones muy malas en la secundaria, como Darius Slay, absolutamente sobrepasado en los dos últimos partidos, o Juan Thornhill, quien aparece en la foto de cada highlight de los Packers en el pasado Sunday Night Football.

Por si fuera poco, este domingo llega a Pittsburgh el equipo más en forma de la liga y el mejor ataque de toda la NFL, con Jonathan Taylor en busca de batir todos los récords. Si los Steelers no dan un giro de 180 grados a su defensiva, pinta a baño de sangre lo que vamos a ver en el Acrisure Stadium.

En el otro lado del campo, su ofensiva ha sido algo irregular, alternando series de dominio con tramos de absoluta desconexión. La llegada de Aaron Rodgers, en un rol de mentor y ejecutor, le ha devuelto cierta estabilidad al ataque y le ha dado la posibilidad de poner puntos en el marcador. Estos Steelers están capacitados para anotar alrededor de los 25 puntos cada domingo, pero no pueden involucrarse en un tiroteo con nadie, porque, ahí, saldrán perdiendo la mayoría de las veces, y en especial frente al conjunto de Shane Steichen.

Los Colts son una de las ofensivas más dinámicas de la temporada. Bajo la guía de Shane Steichen, Indianápolis ha desarrollado un sistema que explota la potencia de brazo de Daniel Jones y la versatilidad de Jonathan Taylor. Su ritmo es alto, su ejecución es agresiva y su confianza es total. Promedian más de 33 puntos por partido y lideran la liga en yardas después de la recepción, una estadística que refleja el dinamismo de sus receptores. Sin embargo, todo nace de una línea ofensiva capaz de dominar tanto en el juego de pase como en el de carrera. Frente a una defensa tan estructurada como la de Mike Tomlin, el plan será claro: aumentar el tempo, forzar a Pittsburgh a rotar, soltar rápido el balón y encontrar huecos en los niveles intermedios.

colts

Jonathan Taylor está jugando a nivel MVP, pero es cierto que su línea ofensiva no está por debajo. En la imagen de arriba tenemos un ejemplo de esto. Antes del snap, hay un motion de un wide receiver que mueve al middle linebacker lo suficiente como para que la subida al segundo nivel del center, una vez se inicia la jugada, sea fundamental para sacarlo de la jugada. Además del center, el guard izquierdo (Quenton Nelson) también sale de la línea para bloquear campo abajo. Taylor recibe el balón a la mano y persigue ese bloqueo de Nelson. Sin embargo, quiero que os fijéis en el bloqueo del tackle izquierdo y en el del tight end. Esos reach blocks hacen que el exterior se abra completamente y Taylor encuentre una autopista para poder ganar mas de 20 yardas de carrera.

El reto para los Steelers será imponer control. Necesitan que su defensa marque territorio en los primeros downs, que la presión llegue sin comprometer la cobertura profunda, y que el ataque pueda sostener posesiones largas para reducir el número de oportunidades de Daniel Jones. Su éxito dependerá de la eficiencia en la red zone: Pittsburgh convierte el 63 % de sus visitas en touchdown, mientras que Indianapolis roza el 70 %. La diferencia de ejecución en estas últimas 20 yardas podría definirlo todo.

Hay también un componente intangible en este enfrentamiento. Los Steelers juegan para demostrar que aún pertenecen a la élite, que su modelo basado en cultura y consistencia sigue siendo viable en la NFL moderna. Los Colts, en cambio, encarnan la revolución táctica: velocidad, variabilidad y adaptación constante. Es un choque entre lo que fue y lo que está por venir. Y en ese equilibrio entre pasado y futuro, Indianapolis parece tener más armas para imponerse.

WEEK 9 SUN 11/02
Kansas City Chiefs
5:25
PM
EST
@
Buffalo Bills

Y luego está el partido. El que todos esperan. Chiefs contra Bills, Mahomes contra Allen, dos equipos que llevan cinco años marcando el pulso de la AFC. Cada enfrentamiento entre ellos se siente como un capítulo de una rivalidad que trasciende el tiempo, un recordatorio de que el football americano puede ser también poesía en movimiento.

Kansas City llega con el mismo sello de siempre: una ofensiva que vive y muere con la genialidad de Patrick Mahomes. Pero hay matices. Los Chiefs son ahora un equipo más paciente, más verticalmente selectivo, más dependiente del equilibrio. Han pasado de un pass rate del 65 % a uno del 58 %, lo que refleja un esfuerzo consciente por mantener el ritmo y proteger la posesión. Su success rate en primer down ha crecido un 7 %, un dato que ilustra cómo la madurez de Mahomes se traduce en control más que en espectáculo.

Los Bills, en cambio, llegan con una sensación de deuda. Josh Allen sigue siendo uno de los talentos más incontrolables de la liga, pero el equipo ha perdido consistencia defensiva y sufre para mantener la estabilidad emocional en los finales cerrados. Aun así, su DVOA ofensivo se mantiene entre los cinco mejores, gracias a una combinación de pases cortos, rutas cruzadas y un juego de carrera más diversificado con James Cook como punta de lanza. Donde antes había pura improvisación, ahora hay una búsqueda de eficiencia. Buffalo ha aprendido que no siempre se gana siendo brillante; a veces basta con ser metódico.

El duelo táctico será fascinante. Kansas City intentará aislar a Travis Kelce y Rashee Rice en zonas medias, utilizando motion pre-snap para identificar coberturas y forzar desajustes. Ahí, Mahomes se ha vuelto insuperable. El quarterback de los Chiefs controla absolutamente todo lo que sucede a su alrededor. Es capaz de notar cómo y cuando le llega la presión, se mueve dentro del pocket para liberarse de ella, sale en scramble leyendo todo lo que pasa campo abajo y encuentra la mejor solución posible con una calma espeluznante. Su dominio del juego está alcanzado cuotas nunca vistas antes en él. Y eso es decir muchísimo.

En el vídeo anterior, tenemos a Mahomes haciendo algo que empieza a ser imparable. Se inicia el snap y hay tres rutas verticales para aislar a Rice frente a un linebacker. Mahomes recibe el balón y mira hacia la zona profunda, pero la presión le llega. El quarterback de los Chiefs lo reconoce perfectamente y se mueve dentro del pocket para darle tiempo a Rice de jugar su ruta interior y ganar separación frente a un defensor mucho más lento. Finalmente, Mahomes tiene el espacio suficiente, creado por él mismo, para poner el pase en ventaja a su receptor quién consigue el touchdown.

Buffalo responderá con rotaciones de safety tardías y con presión por el interior, una fórmula que ya les funcionó parcialmente en anteriores enfrentamientos, aunque la baja de Ed Oliver en ese front se antoje vital para ellos y difícil de paliar.

En defensa, los Chiefs confían en su pass rush para limitar a Allen, cuya tasa de presión soportada es del 35 %, una de las más altas entre los quarterbacks titulares. Si logran contener sus scrambles y mantenerlo dentro del pocket, podrán reducir su producción explosiva.

Hay, por supuesto, una dimensión emocional que escapa a los números. Este enfrentamiento se ha convertido en una especie de espejo para ambos equipos. Los Bills miran a los Chiefs y ven la versión de sí mismos que nunca pudieron consolidar: un campeón recurrente, eficiente en los momentos grandes. Los Chiefs, por su parte, ven en Buffalo al rival que les obliga a evolucionar, al equipo que no les permite relajarse. Es un duelo que ya ha trascendido la clasificación y que cada temporada se siente como una final adelantada.

La clave puede estar en los pequeños detalles: la gestión del reloj o las decisiones en cuarta oportunidad. Kansas City tiene una ligera ventaja en situational awareness; Reid y Mahomes rara vez se equivocan cuando el partido se decide en el último drive. Buffalo, en cambio, sigue buscando esa calma que separa al buen equipo del campeón. Las estadísticas avanzadas lo confirman: los Bills son más eficientes en yardas totales, pero los Chiefs son mejores en expected points added en el último cuarto. Y en la NFL, eso suele ser definitivo.

La semana 9 no es un simple punto en el calendario. Es una frontera. Los equipos ya no pueden esconder sus defectos ni simular sus virtudes. En el fondo, todos persiguen lo mismo: equilibrio. El equilibrio entre talento y disciplina, entre pasado y presente, entre la emoción y la ejecución. En un deporte donde la precisión y la pasión conviven en cada jugada, la semana 9 servirá para recordar que la grandeza no se mide solo en victorias, sino en la forma en que los equipos aprenden a sostenerlas.