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Los Indianapolis Colts cabalgan alto gracias a su ataque

Tras tres jornadas de temporada regular quedan seis equipos imbatidos en la NFL, tres en cada conferencia. En la Americana son los Buffalo Bills, Los Angeles Chargers y los Indianapolis Colts. Muy pocos podrían haber predicho hace tres semanas que la franquicia del estado de Indiana habría arrancado así. De hecho, es la primera vez desde 2009, cuando Peyton Manning estaba al mando de las operaciones, que los Colts tienen un inicio de tres victorias y cero derrotas. Indianapolis está cabalgando alto gracias a su ofensiva, la segunda en puntos y yardas y una de las tres únicas que no ha cometido una sola perdida de balón. En estos tres encuentros el punter Rigoberto Sánchez casi ha estado de vacaciones, pues ha debido realizar un único despeje en doce cuartos de juego. El head coach Shane Steichen ha logrado un casi imposible, montar un ataque de nivel con un quarterback como Daniel Jones que salió denostado de Nueva York hace ahora casi un año. El pasador no es el único responsable de esta salida tan rápida del equipo, otros compañeros están siendo igualmente culpables del óptimo rendimiento, en especial el corredor Jonathan Taylor y el tight end novato Tyler Warren. De todos ellos quiero hablaros hoy en mi espacio semanal.

En las dos primeras campañas de Steichen en Indianapolis el equipo registró un récord de 17-17, quedándose en ambas ocasiones fuera de los playoffs. Su gran proyecto en la posición de quarterback, Anthony Richardson, elegido en el número 4 absoluto del draft de 2023, no pudo establecerse en el puesto, primero por una lesión que cortó su temporada de novato y después por inconsistencia de juego. Daniel Jones fue también en su momento el quarterback del futuro de otra franquicia, en este caso la de los Giants de Nueva York, tras ser el pick 6 del draft de 2019. Aunque le costó arrancar, acabó ganándose la confianza de staff técnico y gerencia en 2022, cuando condujo al equipo hasta la ronda de playoffs divisional. Sin embargo, la caída fue estrepitosa. Poco más de un año después de recibir un contrato multianual fue sentado en la banca por un jugador de mucho menos pedigrí como Tommy DeVito. Jones pidió la salida del equipo y su deseo fue concedido. De esta forma pasó las últimas semanas de 2024 en Minnesota Vikings, bajo los mandos de Kevin O´Connell.

En la offseason, Jones se convirtió en agente libre y antepuso la oferta de Colts, por un año y 14$ millones, a la de Vikings, dado que en la franquicia de Indianapolis podría luchar por la titularidad, mientras que en la de Minnesota iba a ser J.J. McCarthy el llamado a ser QB1. Durante la pretemporada, Jones superó a Richardson en las prácticas de juego y se ganó la responsabilidad de ser quien abriese la liga como quarterback.Lo que estamos viendo de Jones en estas tres primeras semanas es sorprendente. De momento está pulverizando sus marcas personales en porcentaje de pases completados, yardas por intento de pase, yardas de pase por partido y quarterback rating. Uno de los quarterbacks más castigados por las defensas rivales en su periplo en la gran manzana, apenas ha encajado dos sacks en tres encuentros, el mejor ratio de toda la NFL. Sin duda, la protección del frente ofensivo está siendo excelente. El guard izquierdo Quenton Nelson continúa siendo un bastión en ese sentido. No obstante, el propio Jones está siendo responsable de su seguridad, queriendo decir con esto que está enseñando una movilidad en el pocket que casi nunca le habíamos visto. El quarterback mantiene la mirada en campo abierto pese a la presión rival, lo que le permite completar lanzamientos que antes terminaban en un scramble por su parte, o peor, en un sack.

Los Colts han anotado en el 77% de sus posesiones ofensivas, el mejor registro en la NFL, gracias a la continuidad que Jones le da al ataque con estos lanzamientos en ritmo. Las defensas rivales han intentado romperle el timing con sus receptores por la vía del blitz. De hecho, hasta el momento ha sido el quarterback que ha lanzado más pases contra blitz, algo que sobre todo intentaron los Denver Broncos en su duelo de la semana 2. Sin embargo, los resultados han sido muy favorables para "Indiana Jones", que ha conectado 27 de 43 lanzamientos para 415 yardas y un touchdown contra blitz, siendo el segundo quarterback más eficiente de toda la competición en ese aspecto. Como contraste, durante su etapa con Giants fue el quinto peor quarterback contra blitz. Jones es ahora un jugador mucho más calmado y en control de la situación.

El cuerpo de wide receivers de Indianapolis, con Michael Pittman, Alec Pierce y Josh Downs, no es uno de los más reconocidos de la liga, pero cada uno sabe hacer algo que complementa muy bien a sus compañeros. Pittman es el receptor físico para balones en el primer nivel o zona roja, Pierce es un maestro a la hora de ganar pases divididos, sobre todo cuando va en profundo, mientras que Downs tiene la agilidad para producir en el slot de múltiples maneras. Sin embargo, Steichen necesitaba una pieza más para su juego aéreo y la encontró en el pasado draft en la figura de Tyler Warren. El tight end de Penn State está teniendo un impacto inmediato en su llegada a la NFL. En sus tres primeros partidos ha atrapado catorce lanzamientos y su estilo duro ya empieza a causar estragos. No es uno de esos jugadores fáciles de tirar al suelo cuando posee la pelota en sus manos, todo lo contrario. Esto está produciendo que ya haya defensores que se lo estén pensando dos veces a la hora de chocarse directamente con él.

Warren ha disputado 158 snaps ofensivos hasta ahora y ya ha mostrado su polivalencia. En 94 de ellos se ha colocado en la posición tradicional de tight end, pero en otros 31 ha estado en el slot, en 24 completamente abierto como un wide receiver más e incluso en 9 en el backfield, recibiendo dos carreras como un fullback. Warren puede recibir pases cortos tras play-action o bien vía screen para ganar yardas tras la recepción con su potencia, pero también puede ser un peligro en rutas que atacan el segundo nivel de la defensa como vemos aquí.

En una situación de primera y diez, Steichen alinea a sus hombres en personal 12, aunque nuestro protagonista, Warren, aparece en el backfield al lado de Daniel Jones. Su ruta va a atravesar la línea de scrimmage cruzando por medio de la línea ofensiva de su equipo. Denver tiene a sus dos cornerbacks (en azul) en cobertura press, anticipando lo que será una defensa individual.

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Los Colts juegan un play-action (en amarillo), generando la atención de los linebackers de Broncos (en azul), algo lógico teniendo en cuenta que es una situación clara de alerta contra la carrera. Los dos wide receivers van a arrastrar a los cornerbacks con sendas rutas profundas, obligando al único safety de Denver a retroceder para ayudar a sus compañeros. Esto va a dejar un hueco enorme en el centro de la defensa que va a atacar el tight end, cuya ruta está parcialmente "camuflada" por sus propios compañeros de la línea de ataque.

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Fijaros en la última imagen cómo Steichen ha logrado con su concepto táctico partir la defensa rival en dos mitades. Hay una gran separación entre los linebackers del segundo nivel, influenciados por el amago de carrera, y los cornerbacks y safety del del tercer nivel, obligados a dar la espalda al quarterback por las rutas de los wide receivers. El pocket es perfecto para Daniel Jones (en amarillo), que va a encontrar a su tight end novato (en rojo) para una gran ganancia.

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Además de todo lo que os he enseñado, el tight end es un excelente bloqueador, lo que dota a una ofensiva siempre de un plus. Fijaros en el bloqueo que lideró la carrera que finalizó en uno de los tres touchdowns de Jonathan Taylor el pasado domingo en Tennessee.

El runningback lidera la NFL con sesenta carreras para 338 yardas. Aunque los focos de momento recaen en Jones y Warren por ser la novedad, lo cierto es que Taylor continúa siendo el motor y la llave para que todo encaje en esa ofensiva. Lidera la NFL hasta ahora con 21 placajes forzados, una muestra de su buena condición física y excelente control corporal. Sus 297 yardas tras contacto no tienen parangón este año, produciendo una astronómica cifra de 4.9 yardas después de que un defensor al menos ya le haya puesto las manos encima. Para que veamos el contraste y lo importante del dato, los actuales campeones, los Philadelphia Eagles, promedian 3.7 yardas por carrera, es decir, en general, antes y después de contacto.

Cuando un equipo rinde por encima de las expectativas previas de la temporada el paso siguiente suele ser el de esperar que cualquier semana llegue el mal partido para atizarle. No sé si llegará ese momento, pero lo que hemos visto hasta ahora es digno de contarse y por supuesto nos obliga a seguir muy de cerca la pista a este conjunto en las próximas jornadas.