Tras meses en el desierto, comenzamos el AÑO III de NFL SALVAJE con otra temporada cargada de historias, anécdotas, luchas, victorias y, sobre todo, derrotas. Sepa el lector que asumir la derrota debería ser el inicio de cualquier componenda en la formación del ser humano 'per se'. Ser acogotado, vilipendiado, castigado, humillado y/o rendido, debería ser cosa natural, intrínseco a la humanidad, y sin embargo nos agarramos a cualquier clavo ardiendo que, aun bajo dolor, nos infiera el convencimiento que triunfamos más que sucumbimos. Aquí venimos en esta columna para derruir cualquier convencimiento semejante. Mi recomendación: no se tomen en serio la NFL, nos da mucho menos de lo que nosotros le damos con nuestra atención, pérdida de sueño, estrés y vida; porque al aficionado de verdad, que vive su franquicia, sufre la pérdida de trocitos de humanidad así que aquí, como cada año, vamos a desvirtuar ese dolor, relativizarlo y convertirlo en pura literatura que nos lleve a un paraje más confortable y tranquilizador.

EL SPIT GATE: IGUALAR AL DESIGUAL
Previo al partido, tanto las casas de apuestas, opiniones de beat writers de la NFL y el aficionado en general, hacían que dominara el vaticinio de una holgada victoria por parte de los Eagles ante un rival, los Cowboys, reducidos en talento con la marcha de Micah Parsons. Si el enemigo tiene más armas que tú, por qué no optar por un desarme del oponente en lugar de perder en el enfrentamiento directo. Así debió pensar alguien en Dallas. Y es que la experiencia es un grado, y sin que hubiera grandes esperanzas en que pudiera salir bien, por qué no provocar cambios que perturben esa superioridad y la eliminen. Si nada pasa, nada cambiará. Un veterano, Prescott, lo iba a intentar, sin grandes expectativas, pero ¿por qué no? El tiro valía la pena. Y es que no podía comenzar mejor la temporada y el partido inicial que con la controversia y la derrota de quien respondió a una inicial humillación. Dak Prescott, nacido el 29 de julio de 1993, ya con 32 primaveras en su vida, frente a Jalen Carter alumbrado en abril de 2001, y que cuenta con 24 palos que inició su tercer año en esta liga, desde fuera. Situemos la incidencia brevemente. Prescott, en el Huddle, sale del mismo, y parece escupir al suelo en dirección hacia el jugador de Eagles, haciendo un gesto a Carter de bravata desgarvada, con sonrisa provocadora a ver si moviendo el árbol caen manzanas. Quién lo iba a decir, resultados inmediatos. Jalen se acerca a Prescott que no rehúye el enfrentamiento cara a cara y lanza un esputo directo a la zamarra tejana de Dak. Éste es visto por el Cebra y conlleva la sanción correspondiente de expulsión del jugador de Philly por 'unsportsmanlike conduct'. Esto no es nuevo. En el historial de la NFL, casos de escupir han sido sancionados: Bill Romanowski fue multado por escupir a un receptor en 1997; Sean Taylor fue expulsado y multado en 2006 por una acción similar; Terrell Owens también recibió una multa por escupir en el rostro de otro jugador.
Pero esto es más viejo que la tana. La reacción sobrevenida a la acción inicialmente encajada, suele ser abruptamente mayor y más pública. Concretamente, el dicho 'más sabe el diablo por viejo que por diablo' se recoge en compilaciones de refranes y sentencias populares como las de Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana o española (1611) y en recopilaciones posteriores del siglo XVII. Covarrubias lo menciona como un proverbio ya conocido en su época, lo que significa que probablemente circulaba oralmente desde mucho antes, quizás desde la Edad Media, en contextos populares y religiosos. Y lo cierto es que la vida no siempre es justa, la experiencia te vacuna y la madurez pragmática derivada de todo lo anterior hace que, lo que el joven ve como un abuso intolerable, el viejo lo interpreta como un obstáculo que hay que gestionar con paciencia e inteligencia. Carter, con su bisoñez, respondió como la historia más primitiva nos ha enseñado, con agitación desproporcionada.
Y con esta expulsión se dio un partido mucho más igualado de lo que el populacho se pensaba, que si Prescott estaba acabado, que si unos Cowboys descabezados en defensa y otras afirmaciones de parecido tenor. Nada más lejos de la realidad, la OL de Cowboys funcionó muy bien y permitió a Dak ejecutar esos pases por detrás de los Linebackers que tanto daño provocaron en Philadelphia. El problema fue eso precisamente, que Dallas siempre encuentra el problema que arruina la solución. Y si no es una cosa, es otra. Cee Dee Lamb no atrapó, al menos, 2 pases asumibles para su talento, como tampoco lo hizo Ferguson, aunque éste con menos habilidad natural que el primero. El partido estuvo en las manos de Cowboys. Unos Eagles muy tímidos y conservadores, dejando el partido en manos de Hurts; éste sí supo que hacer, básicamente dos cosas: Correr y no pasar, no vaya a ser que la imprecisión altere un partido ganable por tierra. Cuatro targets entre Devonta Smith y AJ Brown que combinaron entre ambos 24 yardas.
La conclusión que debe sacar Jalen Carter es que no hay mejor venganza que la contundencia en el campo. Tenía a Dak como objetivo para cobrarse algún posible sack durante el partido, y al final Prescott consiguió no enfrentarse a esa fuerza indomable del jugador de Philly, un enemigo menos que se autoexpulsó por esa estupidez propia de quien piensa con vísceras y menos con la cabeza.

LA ELEFANTIZACIÓN DE CHIEFS
Los Kansas City Chiefs tienen tarea por delante. No hay nada como seguir haciendo lo mismo para que te agarren por la pechera y te tiren al suelo. El bully que llega siempre a la misma hora al callejón del barrio, en el mismo lugar y con los mismos gestos, puede sostenerse un tiempo, pero con alguien listo, tiene las horas contadas. Y no trato de hacer evolucionar el mal, sino de exponer que cualquier conducta pasiva está condenada a la derrota. Ejemplos históricos los hay muchos, pero nada como la obcecación del que ganó tanto provocando un Ego habituado a un pedestal que le hace creer que, por su grandeza debida a pretéritas conquistas intelectuales, empresariales o instintivas, como el deporte, necesariamente ha de ser la respuesta también en un tiempo y espacio cambiante. Kansas se ha elefantizado, se ha hecho el más grande de esta NFL salvaje, pero sus movimientos comienzan a ser lentos, pesados, fáciles de anticipar, siempre pisa por el mismo sitio, abriendo el mismo camino. Y sucede que cuando los rivales presentan sus cartas con Jim Harbaugh, Sean Payton y Pete Carroll, que se las saben todas en este deporte, la derrota empieza a tomar un cariz más plausible que en otras ocasiones. Los scrambles de Mahomes, las rutas cortas y fuera, las cruzadas, Kelce y una OL dudosa con piezas jóvenes aun por testar, presentan a Andy Reid un reto mayor, el cambio de algo que ya no funciona tanto y está a expensas de latigazos de Mahomes que también ha perdido su brillo. El reto es bonito, aunque desasosiega al fan, pero proporciona una meta a la que llegar, un objetivo nuevo, y por qué no, un nuevo camino que explorar. No hay nada peor que no saber qué hacer, desconocer la ruta, porque uno no asume el error propio ni es autocrítico. Esto puede suceder en el fan que preconiza que su QB es el mejor, que nadie lo toque aunque cometa errores y que todo se arreglará con el paso natural del tiempo; lo que no puede ser, es que este mantra se apodere del staff, del diagnóstico crudo y cruel que debe hacer el staff, pensando solo que la ausencia de dos titulares como Rashee Rice y Worthy han sido la única causa de una deriva, aun corregible.
Por otro lado, Chargers empieza a parecerse a lo que su entrenador quiere. Está reviviendo a Johnston, haciendo que Herbert acabe el trabajo como lo hizo en Brasil y, aun es pronto y quien sabe, el equipo no pierda por propios errores, sino provocando que la derrota venga por un mejor desempeño rival y no por la propia negligencia e indisciplina.
LA PARADA DE LIONS
Detroit ha sido el claro dominador de la NFC Norte en estos últimos dos años hasta el punto de acabar en la división más fuerte de la NFL, con un récord de 6-0 la temporada pasada; ganó a todos, perdió con ninguno. Y Lions se ha parado, ha languidecido, todo se hace sin esfuerzo pensando que lo conseguido volverá a lograrse al ralentí. Pero no vale tener nombres retenidos a base de contratos largos y de significativo importe , también hace falta la activación emocional en un deporte de la dureza extrema del fútbol americano profesional. Detroit compareció desganado y unido a la normal falta de acoplamiento de las coordinaciones defensiva y ofensiva y claro, sucedió lo irremediable, la derrota. Y nada peor que esa languidez y confortabilidad para enfrentarse en Lambeau Field a un gran equipo que, además, viene de perder 5 de los últimos 6 duelos contra los de Míchigan. El hambre de los Packers era indiscutible con estos antecedentes, y fue muy superior; su desempeño en el gridiron reflejó un dominio claro, sin dejar vías para una esperanzadora remontada de los de Dan Campbell. Van Ness, Gary, Edgerrin Cooper y compañía maniataron a la ofensiva de Detroit, pero lo que más me sorprendió fue la OL de Green Bay que se convirtió en un muro infranqueable. Soberbio inicio de Love con muchos segundos tras la OL que vivió tranquila la gran mayoría del partido y una impotencia gigante por el front 7 de los de la Motown. Los desajustes y falta de acoplamiento a las nuevas ideas ofensivas y defensivas, la recuperación de Hutchinson que aun no está al nivel deportivo del comienzo del año pasado antes de su grave lesión, las novedades en la que fue una de las mejores OLs de la liga unido a la falta de activación emocional de cómo debe encararse un partido de este tipo, hicieron por acabarlo antes de terminar, siquiera, el tercer cuarto.
Por pura estadística, Detroit fue el equipo con mayor YAC generado el año pasado en toda la liga. Skill players de primer rango que convierten pases próximos a la LOS en grandes desarrollos de yardaje. Estos no estuvieron a su nivel como tampoco el pasador ni la protección debida. Goff necesita que todo funcione perfectamente para plantar y repartir; como se recorte el tiempo para pensar o se le requiera navegar por el pocket, se convierte en un quarterback demasiado vulgar para un equipo contendiente. Retuvo mucho el balón y necesitó repartir mejor. A todo ello, a los Packers se une Parsons, un pass rusher élite y que irá creciendo con el tiempo. Una fuerza disruptiva que condiciona cualquier línea ofensiva y a cualquier QB. El nivel marcado por la franquicia quesera es alto desde ya, eso lo saben los otros 3 rivales divisionales. Ahora el standard lo marca Green Bay, desde el inicio, los demás deben reaccionar si quieren rivalizar en esta recién comenzada temporada, en la mejor NFC norte de este siglo.

BROWNS, JETS y BEARS como COWBOYS: Dinámicas
Estas 4 franquicias han vuelto a perder partidos que tuvieron en sus manos sin saber aun porqué, pero encontrando siempre algo que les impide lograr la victoria cuando en el encuentro, probablemente lo merecieran. Browns con el tan castigado Kicker, Andre Szmyt, que falló un field goal de 36 yardas y un xtra point cuando el resultado se fue a una derrota por la mínima de 1 punto, fue la desgracia para Cleveland, otra más, 4 puntos tirados a la basura. De nuevo Bengals no empieza todo lo bien que se esperaba con un Burrow totalmente sano, con una decente primera parte pero muy mala segunda, aunque la victoria hace la diferencia con temporadas pasadas y da tiempo para descansar la mente preparando el siguiente partido. Cincinnati tiene jugadores y talento para ganar a cualquiera, pero también da la sensación de poder perder con cualquiera, tendrán que encontrar la motivación más allá de ir ajustados en el marcador o por detrás, por el bien de sus fans.
Los NY Jets de Aaron Glenn perdieron porque para cambiar dinámicas en determinados equipos no precisa solamente un intercambio de piezas, hace falta tiempo cuando hay movimientos en las dos partes mas importantes de un equipo NFL, el Quarterback y el Staff de HC, OC y DC. Unos Jets dominadores hasta el 4º cuarto. Una OL imperial, que permitía a un más que mejorado y sólido Justin Fields encontrar receptores que obedecían las rutas de Tanner Engstrand, cuya mano se notó desde el inicio. El que otrora fue coordinador de pase de Detroit, donde experimentó la separación por diseño de rutas de sus receptores, aplicó la misma medicina y se notó. Unos Jets mucho más fluidos en ataque con una defensa que de la mano de Glenn, va a ir a más. Pero unos Jets que escurrieron entre las manos de Brandon Stephens, una intercepción a Aaron Rodgers en la yarda 37 rival, que les colocaría en una gran posición para anotar 3 o 7 puntos más. Estos Jets han perdido, pero no pintan tan mal.
Chicago mejora en el inicio y nudo: MONDAY NIGHT FOOTBALL
El MNF enfrentaba a Vikings en el Soldier Field , contra los Bears. Como una buena obra, necesita un buen inicio que capte audiencia y un nudo que la mantenga, pero sino tiene buen desenlace, perderás el camino ganado. No pudo darse mejor comienzo para Chicago que el dominio del balón, un Caleb Williams muy comprometido en una ofensiva fluida de la mano de Ben Johnson y ganando el partido. Muy a menudo aparecían hombres abiertos por sucesión de rutas y, sorprendentemente, Caleb no retenía el balón y lo soltaba al instante para completar downs hasta el punto de llegar a ir 10/10 en completos/intentos. Todo iba perfecto, con Colston Loveland incomodando la defensiva rival por detrás de los LBs, aunque recibiera solo 2 targets, pero condicionando la caída de los safeties rivales con su 6.6" y su talento corriendo rutas que tanto gusta a Ben Johnson. Todo se ponía de cara en el tercer cuarto cuando McCarthy, errático en la primera parte y poco eficiente, regalaba un pick 6 para poner a Chicago 17 a 6 por delante. Caleb Williams fue fallando más, por momentos parecía que el balón quemaba, la OL fue a peor, concediendo 2 sacks por parte de Hargrave en ese cuarto, pero la defensa no encontró la forma de parar los 3 touchdowns y las 183 yardas del desenlace de esta obra, del último cuarto que protagonizó el equipo de Minnesota. Chicago tuvo un dato extraordinariamente negativo, 12 penalizaciones para 127 yardas. La falta de disciplina de varios nombres ya consolidados en la liga como Jonah Jackson sorprendió a todos. Bears sigue en la perenne búsqueda de la victoria, como en estos últimos años, pero en el MNF se vio algo de esperanza, y es que todo es corregible si tu QB puede desempeñarse como al principio de este partido, porque nombres los hay, falta una mayor regularidad en el buen juego que por momentos lo tuvo y los ajustes del Head Coach, que ahí sí, le faltó experiencia en el mando.

Un día y una hora para creer: EL SUNDAY NIGHT FOOTBALL
Probablemente nombre por nombre, no haya mejor plantilla de Football o si quieren, no hay mejores onces que los dos que puede presentar Ravens en ataque y defensa. Y dicho esto tendemos a hacer de menos a cualquier rival que enfrente, por contar con ese roster, y por tener a Lamar Jackson, un jugador muy diferente que ha adquirido una experiencia extraordinaria y que carga al equipo. Y llegaban a Orchard Park para vengarse de lo sucedido el año pasado en la ronda divisional de playoffs, cuando perdieron 27-24 en un desastroso segundo cuarto de Baltimore. Y en el partido del SNF el dominio desde el inicio de Ravens fue indudable, llegando al 4º cuarto con el marcador a favor de 34 a 19. Pero el jugador que tenían en frente los Ravens era Josh Allen, alguien que, como Lamar, no solo tiene talento, cuenta además con un liderazgo indudable, capaz de hacer creer a todos sus compañeros que cualquier cosa es posible, y todos lo siguen. Pero además, ambos van a aprovechar cualquier regalo del rival, más aún en su casa. Hasta entonces una ofensiva tirada por Allen, cuando no hay gap, él lo abre, y cuando no hay jugador separado, su balón top spin, hará que cualquier receptor parezca aislado sin olvidar el papel de James Cook haciendo bueno el contrato firmado. Ricky Pearsall ha dado un gigante paso adelante, Kincaid es un arma y Keon Coleman le empieza a tomar la medida a la liga. Y aún así, Ravens dominaba, con algo que es consustancial a ellos, la zone read y carreras con bloqueo zonal. No hay nada más bonito que la I Formation de Baltimore con Ricard en el block y la dupla Henry-Lamar, amenazando carrera. Pero el error llegó, del que menos uno lo espera, Derrick Henry pierde el balón y el turnover resulta en Touchdown de J.Allen y Bills se ponían a 2 puntos. Fue el detonante para que, no solo el equipo creyera que la victoria era posible, sino que se contagiara a todo el Highmark Stadium.
Y la historia del inicio de la NFL es esa, creer en algo, pero creer, ya sea en una mejor actuación del fin de semana siguiente, en el nuevo staff, en los rookies, en la adaptación de traspasos, en una reconstrucción iniciada o en que, ahora sí, la ventana de Super Bowl está ahí. Con la NFL, crean en algo bueno, para lo malo ya está el mazo de la cruda realidad. Tenga una feliz semana 2.